REPRESENTACIONES DEL PACIFICO NEOGRANADINO: EL REDUCTO DE LA BAHÍA DE BUENAVENTURA.
- Daniel Laverde Leon
- 29 may 2020
- 14 Min. de lectura
Actualizado: 15 jun 2020
EL GRAN PACIFICO

La región costera del Pacifico colombiano tiene aproximadamente 80000 km2 de superficie, siendo sus límites geográficos: la hoya del río Juradó, al Norte (7º28’ N); el río Guaitará, afluente del río Patía, al Sur (0º14’ N); el nacimiento del río San Juan, al Este (75º51’ W), y la desembocadura del río Mira en Cabo Manglares, al Oeste (79º02’ W). Hace parte de las seis regiones naturales de Colombia. Comprende la totalidad del departamento del Chocó, y las zonas costeras de los departamentos del Valle del Cauca, Cauca y Nariño. Limita geográficamente con el norte de Panamá, el sur de Ecuador, el occidente del Océano Pacífico y los andes orientales (Morales, A., García Hansen, I., Málikov, I., & Villegas Bolaños, N. L., 2002).
El litoral Pacífico colombiano es un mar ecuatorial en el sentido climático. Esto quiere decir que experimenta permanente alta insolación durante todo el año. Las temperaturas más altas son de de 27° C. Esta cuenca marina yace casi todo el año bajo estación lluviosa, por lo cual se mantiene en un constante cambio del nivel de la marea que oscila anualmente entre los 4 metros de altura (Devis Morales, A., García Hansen, I., Málikov, I., & Villegas Bolaños, N. L., 2002)
Se conforma por tres corrientes oceánicas: las ecuatoriales, las del pacifico sur y las del pacifico norte. Posee unos movimientos de mareas que se desarrollan de forma irregular, y mareas que oscilan entre los 4 metros de altura. El oleaje oceánico predominante, al igual que el viento y la corriente, provienen del Suroeste. Se trata de renes de olas de amplio período y escasas alturas procedentes del océano abierto. Por ser una región de alta actividad tectónica es muy probable la ocurrencia de tsunamis o maremotos.

Buenaventura, se localiza en el departamento del Valle del Cauca, es la segunda ciudad más poblada del departamento después deCali. Se encuentra a orillas de la Bahía de Buenaventura en el océano Pacífico. Hacia el sur, Buenaventura limita con terrenos cenagosos que se extienden hasta el municipio de López de Micay; por el norte, limita con los terrenos selváticos del departamento del Chocó. Es un paisaje de selva húmeda típico de la Costa Pacífica colombiana (DIMAR, 2018)
La ciudad está rodeada por una inmensa cantidad de ríos, destacándose el Dagua, el Anchicayá, el Calima, el Raposo, el Mayorquín, el Cajambre, el Yurumanguí, parte del brazo derecho del río Naya y parte del brazo izquierdo del caudaloso río San Juan en su desembocadura. Además, posee una enorme cantidad de quebradas y ríos de menor tamaño, como Agua Clara, San Marcos, Sabaletas, San Cipriano y Escalerete, el cual abastece la cabecera municipal (DIMAR, 2018)
Breve historia de buenaventura
La conquista española de los territorios del sur de Colombia se realizó por la región de Pasto, las costas de nuestro mar Pacífico permanecieron prácticamente inexploradas hasta que fue fundada la ciudad de Cali, en el Valle del río Cauca, en 1536. La necesidad de esta ciudad de encontrar caminos que permitieran mantener vínculos con otros sitios de conquista, en especial con Panamá, llevó a que se explorara un camino que comunicara con el mar, siguiendo los caminos indígenas para el comercio de la sal, pudo establecer una ruta de comunicación con el Océano Pacífico (Aprile-Gniset, 2002 en Valencia 2017: Pag. 26).

Debido a que este territorio ya aparecía descubierto por los hombres de Sebastián de Belalcázar, Andagoya se apresuró a poblar la ciudad de Buenaventura el 14 de julio de 1540 en la ribera de un río grande en un sitio que era conocido en lengua indígena como Yolo (Espinosa, 2006, p.151-152). Esta fue la primera población de la Gobernación de Buenaventura, que se convirtió en la entrada de mercancías a las poblaciones de la Gobernación de Popayán. Por estar en el río San Juan de Micay se trataba de un puerto fluvial (Bastante precario) que tuvo la categoría de ciudad, donde se alojaron varios españoles incluida la familia del gobernador (Aprile-Gniset, 2002: Pág. 23).
Hasta finales del siglo XVI los habitantes de Buenaventura estuvieron concentrados en las actividades propias del puerto. Esto cambió con el descubrimiento de minas de oro en las montañas de Raposo en 1579, llevando al despliegue de una gran actividad minera en todo el andén del Pacífico. Todo esto produjo que se diera la tendencia a la especialización económica con el desarrollo de una agricultura basada en estancias y haciendas que se fueron ampliando sucesivamente para atender las demandas de alimentos en las minas (Aprile-Gniset, 2002).
Durante la época colonial los territorios que hoy pertenecen al municipio de Buenaventura fueron conocidos como Provincia de El Raposo. En ellos surgieron nuevas poblaciones llamadas “sitios” o “partidos” y administrados por alcaldes pedáneos; uno de ellos era el puerto fluvial de Buenaventura. Esta organización político administrativa sufrió algunas modificaciones a partir de la Constitución colombiana de 1821 que organizó el territorio en Departamentos con provincias, cantones y parroquias, cuyos límites fueron modificados en diferentes ocasiones, y proclamo a Buenaventura como provincia (Espinosa, 2006, p.191 en Valencia, 2017)
El que una de las provincias de Colombia llevara el nombre de Buenaventura muestra el interés del gobierno colombiano por el único puerto existente sobre el Pacífico, así fuera originalmente un puerto fluvial. Pero fue con la declaratoria de Puerto Libre y Franco para la importación y exportación, en 1827, que se incrementó el número de barcos que llegaban procedentes de diferentes países y Buenaventura se convirtió en el sitio de entrada y salida de mercancías para el occidente del país. Quizás el cambio más importante fue su traslado a la isla de Cascajal que lo convirtió en un puerto marítimo (Aprile-Gniset, 2002a: Pág. 143).

La segunda mitad del siglo XIX nos muestra un puerto que consolida sus actividades comerciales, comisionistas se organizaron en compañías y casas de comercio y establecieron conexiones en Cali, Panamá, Guayaquil y Perú; exportaron mercancías y víveres en sus propios buques a casas de comercio ubicadas en Tumaco, Iscuandé, Barbacoas o Guapi y fortalecieron relaciones con casas extranjeras. (Valencia, 2017: Pág. 46)
Buenaventura terminó el siglo XIX sin mayores avances en su desarrollo como principal puerto del Pacífico colombiano. Las guerras civiles y las disensiones políticas no permitieron que avanzara en la infraestructura necesaria para facilitar las comunicaciones con el interior ni para dotarla de buenos muelles y bodegas que facilitaran el acceso de los barcos; desde el punto de vista urbano tampoco se lograron mayores avances. A esto se unió que la llamada “Guerra de los mil días” con que finalizó el siglo XIX y se inició el XX no permitió avizorar un futuro promisorio (Valencia, 2017: Pág. 63).
EL ANÁLISIS DE LA FUENTES DOCUMENTALES: la CARTOGRAFÍA
Un mapa nos dice: “Léeme con cuidado, sígueme de cerca y no dudes de mí”. Y continúa: “Soy la tierra en la palma de tu mano. Sin mí, estás solo y perdido” Markilam, 1983.
La cartografía es un sistema que ofrece un conjunto de reglas de representación del conocimiento que toman forma en las imágenes que definimos como mapas y atlas. Los mapas y los planos contienen una gramática intencional que para las colonias fueron determinante como estrategia para la apropiación del espacio (Harley, 2005). Los mapas actúan como mediadores entre los humanos y su paisaje, donde las ideas, percepciones y apropiaciones son plasmadas en imágenes. Es entonces, que el mapa es un documento de gran valor que permite profundizar en aspectos visibles y no visibles según la percepción de la época. Así pues, el mapa en tanto actor y representación de actores permitió abrir un espectro de análisis que incluía elementos perceptivos, físicos y sensoriales (Del Cairo, 2013: 191).

En el estudio de la cartografía histórica, tradicionalmente, se han seguido criterios cronológicos, temáticos o de escuelas cartográficas; es decir, modelos meramente descriptivos. En los últimos años, el cartográfico Carlos de San Antonio Gómez y su grupo de estudios de la Universidad Politécnica de Madrid, España (2006), han venido desarrollando una metodología para el estudio de la cartografía, mediante la aplicación de tecnologías informáticas combinadas con procedimientos gráficos, que complementan. Esta metodología se desarrolla en tres niveles:
En primer lugar, se parte de riguroso estudio histórico de cada plano. después, se hace un análisis gráfico de esos documentos que estudie el plano en cuanto tal y, por último, un análisis geométrico tendente a su transcripción y restitución planimétrica. Esta metodología resulta ser bastante buena al momento de detallar hechos, espacios y lugares que tengan un potencial arqueológico (San Antonio Gómez, 2006: Pág. 6)
Es entonces, que cada mapa, realizado en su mayoría por ingenieros militares, ofrece un universo de componentes relacionados de forma interdependiente, que muestran cómo cada aspecto representado contiene una información relevante para la comprensión del espacio y sus dinámicas. En base a estos documentos, a través de un minucioso análisis de su contenido es posible establecer potencialidades arqueológicas que han de ser contrastadas en el trabajo de campo (Rivera y Martín-Merás 1992, p. 103 en Del Cairo, 2013
REPRESENTACIONES DEL PACIFICO NEOGRANADINO
Para el caso del litoral del Pacifico colombiano la cartografía que se ha encontrado ha sido amplia, abarcando desde el siglo XVI al XIX, y muchos de estos resultan ser bastantes descriptivos con respecto a aspectos físicos del paisaje, actividades relacionadas con el entorno marítimo y adecuaciones humanas existentes en la zona.


Costa de Portobelo, desde la ensenada de Garrote. 1773 Signaturas antiguas: V. C.: 187 Plano de la Costa de Tierra Firme de Portobelo que corre desde inmediación de la ensenada de Garrote, y demarca dicha ensenada y las islas del frente. (Fuentes Crispín, N. 2015)

El siguiente mapa del Archivo General de la Nación Colombia M4- 488 A. En su cartela explica su justa pretensión como “Mapa que manifiesta la descripción geográfica de la Isla y puerto de Tumaco y su Jurisdicción con la manifestación de todos los cabos, puntas ensenadas, ríos, playas y bajos.” Cita entre los grados, uno y cuatro de latitud Norte y entre los grados doscientos noventa y siete y doscientos noventa y ocho y veinte y cinco minutos de Longitud según el meridiano de Madrid. Aparece firmado por un oficial Don Antonio Monserrat ayudante de Milicias Disciplinadas de la Provincia de Popayán teniente gobernador de la Isla de Tumaco año 1783. La siguiente cita ilustra la extensión del Pacífico durante el Virreinato, hasta la Provincia de Quito. (Fuentes Crispín, N. 2015)



Puerto de Buenaventura 1817-1821. Dice la leyenda explicativa: “La mejor despensa a hacer para el Gobierno, fuera guardar este punto con una lancha cañonera. Esta serviría para impedir la Entrada y la Salida y pudiera servir de correo entre Panamá y Guayaquil y aun por transporte de tropa si fuera necesario......”. Nótese la enorme profusión de los Manglares y las palmas. A.G.N, Sección: Mapas y Planos, mapoteca 4,Ref.49-A. (Fuentes Crispín, N. 2015)

Toda esta cartografía, permite entender cómo ha evolucionado la percepción de este espacio marítimo en el imaginario de sus ocupantes durante los siglos XVI a XIX. Aspectos como la navegación de Panamá hacia Guayaquil resultan de gran importancia durante todo el periodo colonial. Si bien, era una ruta que no era muy transitada por grandes embarcaciones, resultada muy importante para el comercio en la zona. Las rutas desde El Callao a Valparaíso eran complicadas no solo por los vientos del Sur y del Sudeste sino por la eventualidad de los ataques piráticos.
la fortificación de Punta soldado, Buenaventura
Para el año 1821, el puerto de Buenaventura también conocido como El Cascajal, recibiría al ingeniero militar Antonio Salazar, que en su visita además de verificar el estado del lugar, se encargaría de elaborar un mapa del puerto y la Bahía de Buenaventura. El cual trabajo bastante descriptivo, en lo que respecta a la geografía de la zona, la delimitación y caracterización del pueblo del Cascajal, y la ubicación en particular de lo que parece ser una fortificación en la isla de Punta Soldado.


Lo que resulta mas interesante de este mapa es que se ubique una fortificación en la zona, ya que es uno de los pocos documentos que da testimonio de este tipo de construcciones en la región. Y mas aun, de lo que parece ser un sistema de defensa contra amenazas que puedan estar presentes en el sitio. También lo ratifican otros dos planos que elabora el mismo Antonio Salazar.
El primero que es una descripción detallada de un proyecto para un almacén de pólvora en la isla de Punta Soldado, que funcionaria no solo como almacén sino también como un sistema defensivo parecido a la Batería de San Felipe en la isla de Tierra Bomba, Cartagena de Indias. Esta edificación la cual se describe como un reducto de 30 varas de longitud (26 metros aproximadamente), cuenta con una casa para el oficial al mando, un cuartel para la tropa, un almacén para la madera y la pólvora, y 14 troneras para cañones de bronce.

El segundo, es el plano de un polígono de 7 varas de longitud (6 metros aproximadamente) para emplazar un cañón de bronce. En este documento no se describe el lugar donde seria construido.

Estas estructuras responden al marco de las dimensiones sociales del momento, como lo fue la presión de los ejércitos realista españoles que aun se encontraban en América Latina en las campañas de reconquista de los territorios emancipados. Al parecer la estrategia empleada en la Bahía de Buenaventura supuso la implementación de una defensa lineal. Para el caso de la zona de Buenaventura, única entrada por mar al pueblo y al puerto, se dispuso de una defensa lineal compuesta por un reducto en la isla de Punta Soldado al oeste de la Bahía. Este sistema se desarrollaría con base a una guerra preventiva que supone a un ataque que responde a un peligro lejano (Del Cairo, 2009: Pág. 9).
Sin embargo, algo que aun esta en duda es la veracidad de la construcción de estas estructuras, pues no se han encontrado hasta el momento documentos aparte de los vistos que legitimen las estructuras. Ya que en mapas posteriores a la fecha no a parece dichas construcciones. Sin embargo, hay que tener encenta que la cartografía realizada después de 1821,tiende hacer una descripción general de la zona, enfocándose principalmente en la navegación y la explotación económica de la región. Por lo cual no hay mapas que describan puntualmente la bahía de Buenaventura.
Del mismo modo, hay que tener en cuenta otro aspecto importante para la identificación del sitio, como lo son las condiciones que tiene el paisaje de la zona. El cambio de las mareas en la costa es constante a lo largo del día: cuando la marea sube, el nivel del mar puede elevarse verticalmente entre 3 y 4,5 metros, inundando planos lodosos y manglares. Además, a esto se suma la gran carga de sedimentos que transporta el rió Anchicayá y los demás ríos que desembocan en la bahía de Buenaventura, que han contribuido al cambio de la franja costera con el paso del tiempo. Por lo cual, puede que el sitio de emplazamiento se encuentra fuera de la linea de costa de la isla de punta soldado.
LAS VICISITUDES DEL PACIFICO COLOMBIANO
En razón a su historia y su geografía, esta región ha permanecido desarticulada del modelo de desarrollo prevaleciente en el resto del país. Este factor, aunado al entorno ecológico y poblacional, le da al territorio características especiales que sugieren pensar en alternativas distintas al desarrollismo para su intervención. Es una región desintegrada y deprimida, con bajos niveles de cobertura en los servicios básicos y con indicadores de pobreza por encima del promedio nacional. En contraste, cuenta con un gran potencial ambiental y cultural y con una localización estratégica para el futuro desarrollo nacional, en el contexto internacional hacia la Cuenca Pacífica del mundo (Perez, 2008; Valencia, 2017).
En las últimas dos décadas esta región ha estado sometida a un intenso proceso de colonización, que irrumpe conflictivamente en la zona y que empieza a arrasar no solamente con sus recursos naturales en general, sino con el legado cultural. Este fenómeno va acompañado de una creciente violencia político-social, provocada por la presencia de grupos de guerrilla y paramilitares, quienes, en los últimos años, han generado frecuentes violaciones a los derechos humanos y desplazamientos masivos de población (Perez, 2008; Valencia, 2017).
Por su parte, las comunidades, si bien con un gran legado de acción cooperativa y colectiva, no han logrado articular formas de organización efectivas, que les permita el despliegue de acciones que sirvan de puente para articular los intereses de los individuos y de las comunidades, con el Estado y el resto de la sociedad civil. De esta forma, los escasos recursos de inversión que se canalizan hacia la zona, además de insuficientes frente a las necesidades históricas acumuladas, terminan concentrándose en una élite local y regional, insensible frente a la pobreza y la marginalidad, que les da prioridad a los intereses particulares o de orden político externo a la región (Perez, 2008: Pág. 61).
En cuanto a su potencial, la región cuenta con un envidiable contexto étnico, cultural, basado en la prevalencia de las comunidades negras e indígenas (Tanto en el pasado como en el presente) que, por tradición, historia y cultura, han logrado desarrollar formas de cooperación basadas en el concepto de familia extensa y en la relación cultura-territorio. En ese mismo aspecto, la región también posee un gran potencian con respecto al patrimonio cultural sumergido, que ha sido producto de una serie de procesos socioculturales e históricos, y que con el paso del tiempo ha evolucionado y cambiado, pero, aun así, han dejado pequeños vestigios y memorias de estos procesos. Y es por esto por lo que estos vestigios resultan de gran importancia por la información histórica, cultural y social que contiene.
TODA UNA RIQUEZA POR EXPLORAR
Como hemos visto, a través del análisis de diferentes fuentes documentales se ha podido identificar naufragios, fortificaciones, astilleros, puertos y demás sitios asociados a sitios arqueológicos y las comunidades con las que se relaciona. Estos documentos históricos como lo son los diarios de navegación, las cartas de navegación, los mapas, los planos, las fuentes de prensa, resultan de suma importancia ya que detallan los procesos para la formación y transformación de estos sitios.
Hasta el momento se ha desarrollado principalmente una aproximación a través de las fuentes documentales. La información que se ha obtenido nos ha permitido entender cómo está actuando este espacio marítimo en la vida cotidiana de las personas en el pasado. Y del mismo modo, como las personas utilizan, agencian y se adaptan a este entorno. Muchas de estas actividades se expresan a través del establecimiento de rutas de navegación (tanto nuevas como antiguas), la construcción de puertos o poblados anclados al mar o la costa, así como también la construcción de embarcaciones y de sistemas defensivos como lo son las fortificaciones.
Los espacios marítimos poseen una serie de características naturales que actúan sobre y bajo la superficie de agua, junto con la tierra, estos espacios funcionan como sitios de interacción para el movimiento de vientos, del agua, las corrientes, de los barcos, y de las mismas personas. Este movimiento es resultado de la interacción entre la gente y el espacio que habitan. (Safadi, 2016; Lattor, 1997; Callon, 1984). Ya sean de épocas pasadas o actuales, y las comunidades marítimas, han presentado una diversidad de respuestas ante el medio en el que viven y los factores que socioculturales presentes.
Este panorama nos lleva a plantearnos la funcionalidad de estos territorios, en tanto a su utilidad, y las percepciones que albergan, como un complejo de realidades y manifestaciones sociales y culturales que han ido apareciendo y se han ido forjando poco a poco ante los recursos y las condiciones del medio marítimo (Rubio- Ardanaz, 2010, 9-11; Safadi, 2016). Y en lo que respecta al pacifico colombiano se presentan unas dinámicas propias del lugar, que median las formas de apropiación, percepción y uso del espacio, muy diferentes a las del caribe, y que se podrán entender con mayor claridad en futuras investigaciones.
Entender la importancia del litoral pacífico colombiano en lo que respecta al patrimonio cultural marítimo. Permite apreciar la cultura material presente, las dinámicas sociales, históricas, culturales y étnicas que se han conformado y desarrollado en el trayecto histórico de este espacio. Esto también permite promover y apoyar futuras investigaciones que se lleguen a desarrollar por diferentes disciplinas, instituciones y comunidades. Y que a futuro puedan desarrollarse proyectos e investigaciones que involucren a la comunidad, la concienticen y la hagan parte de estos procesos investigativos, con el fin de promover, proteger y conservar estos espacios
REFERENCIAS:
Aprile-Gniset, J. (1993). Poblamiento, hábitats y pueblos del Pacífico.Cali: Universidad del Valle.
Aprile-Gniset, J. (2002). Génesis de Buenaventura: Memorias del Cascajal. Buenaventura: Universidad del Pacífico.
Aprile-Gniset, J. (2004). Apuntes sobre el proceso de poblamiento del Pacífico. Panorámica afrocolombiana, 269.
Castaño, L. R. R., & Díaz, J. F. P. (2005). Naufragios y puertos marítimos en el Caribe colombiano. Siglo XXI.
Carter, M. (2012). People, place and space: an archaeological survey of the maritime cultural landscapes of Otago Harbour, New Zealand. Australasian Historical Archaeology, 30, 14
Devis Morales, A., García Hansen, I., Málikov, I., & Villegas Bolaños, N. L. (2002). Compilación oceanográfica de la cuenca Pacífica colombiana.
Del Cairo Hurtado, C. (2009). Arqueología de la guerra en la batería de San Felipe: Isla de Tierra Bomba, Cartagena de Indias, siglo XVIII. Universidad de los Andes, Facultad de Ciencias Sociales, Departamento de Antropología.
Del Cairo Hurtado, C. (2011). Tácticas defensivas y tácticas ofensivas: arqueología de una batalla en la isla de Tierra Bomba, Cartagena de Indias, siglo XVIII.Revista de Arqueología Histórica Argentina y Latinoamericana, 11-34.
Del Cairo Hurtado, C. (2013). Mentiras verdaderas o la topología de la guerra. Aproximación arqueológica a la cartografía colonial de Bocachica, Cartagena de Indias. Apuntes: Revista de Estudios sobre Patrimonio Cultural-Journal of Cultural Heritage Studies, 26(1), 186-203.
Fuentes Crispín, N. (2015).Atlas histórico marítimo de Colombia siglos XVI-XVIII. Comisión Colombiana del Océano.
Harley, J. B. (2018). Hacia una deconstrucción del mapa.
Hoffmann, O. (1997). Desencuentros en la costa: la construcción de espacios y sociedades en el litoral Pacífico colombiano. Documentos de trabajo, 33.
Montero Llácer, F. J. (2014). El océano Pacífico: conmemoración 500 años de su descubrimiento.
Regiones Naturales de Colombia [mapa], edición 1997, 1:5000000. IGAC
Rojas, M. P., Mosquera, C., & Ramírez, M. C. (2004). Panorámica afrocolombiana: estudios sociales en el Pacífico. Instituto Colombiano de Antropología e Historia, Universidad Nacional de Colombia.
Torres, G. M., & Gniset, J. A. (2001). Hábitats y sociedades del Pacífico. Universidad del Valle.
Valencia Llanos, A. (2017). El Banco de la República y el desarrollo económico y cultural de Buenaventura. El Banco de la República y el desarrollo económico. Pág.: 34-46.
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