ENTRE PIRATAS Y LIBERTADORES: UNA EXPEDICIÓN CORSARIA EN EL PACIFICO
- Daniel Laverde Leon
- 18 may 2020
- 12 Min. de lectura
Actualizado: 15 jun 2020
El siguiente articulo es un estudio de las acciones que tuvo la Expedición Cosaria del Almirante Guillermo Brown en el Pacifico, y el naufragio de una de sus embarcaciones en el puerto de Buenaventura en la Nueva Granada.

Abril de 1816, Buenaventura, Colombia…
En la noche del 2 de abril de 1816, por 40 días, el puerto de Buenaventura fue anfitrión de visitantes argentinos, el Almirante Guillermo Brown y su tripulación. Brown, reconocido como el fundador de la armada argentina. Nacido irlandés, pero argentino por adopción. Venía recorriendo las costas del Pacífico en una expedición corsaria, haciéndoles la guerra, como fuera, a los españoles, con el propósito de desestabilizar su poder, tomar control de sus puertos y hundir sus barcos. Tras una dura batalla en Guayaquil, sus hombres tuvieron que llegar a la bahía de Buenaventura para recuperarse del enfrentamiento. Sin embargo, ante la presión de las tropas españolas, y una apresurada salida, Brown se vio obligado a partir del puerto teniendo que abandonar una de sus naves.
La expedición corsaria en el Pacífico
Un componente importante en el aspecto marítimo de las guerras de Independencia en Latinoamérica, lo constituyó la acción de los «corsarios», que atacando el comercio marítimo español y a sus navíos contribuyó a la decadencia del poder naval español en aguas americanas. Una de estas acciones, fue la expedición fue Expedición Corsaria al Pacífico iniciada en 1815, y dirigida por el Almirante argentino Guillermo Brown. Que más allá de ser un “pirata” o un “corsario” como lo han retratado algunas veces, tuvo un papel importante en la lucha por la liberación y emancipación de las costas del Pacifico y de la Nueva Granada (Puglisi, 2015).

El 22 de mayo de 1815, el Cabildo de Buenos Aires anunció al pueblo que se esperaba el arribo de una expedición española al Río de la Plata. Como respuesta ante la presión y el avance de las tropas españolas, el presidente Julián Uribe, sugirió al gobierno que lanzara una tropa de barcos en una expedición corsaria a las costas del Pacífico. Pues, El corso afectaría el comercio español, sembraría alarma y generaría recursos económicos. El Gobierno de Buenos Aires aceptó la sugerencia y ordenó en junio de 1815 tal expedición. La escuadrilla quedó formada por 4 barcos con más de 150 cañones y más de 500 tripulantes; La fragata Hércules al mando del capitán Walter Dawes Chitty; El Bergantín Santísima Trinidad al mando del capitán Miguel Brown; la Corbeta Halcón, al mando del capitán Hipólito Bouchard; y la Goleta Constitución, al mando del capitán Oliverio Russell. Mientras la operación era dirigida por el Almirante Guillermo Brown (Puglisi, 2015).
Los barcos Hércules y Santísima Trinidad zarparon del Puerto de Buenos Aires el 15 de octubre de 1815, partiendo hacia el sur desde Montevideo el 24 de octubre. Las otras dos embarcaciones zarparon el 29 de octubre, luego de terminar sus aprestos. Luego, La escuadrilla zarpo a la isla Mocha, en las costas de la Araucanía, en donde se encontrarían con las demás embarcaciones, descansarían y detallarían los planes. El 10 de enero de 1816 los barcos se reunieron en los farallones del islote Hormiga, A 62 km al oeste de la costa del Callao. El 11 de enero apresaron al bergantín San Pablo, que había partido del Callao, al cual convirtieron en una bodega para depositar víveres, prisioneros y para alojar a los enfermos. El 12 de enero capturaron la fragata Gobernadora, que llegaba al Callao proveniente de Guayaquil (Ecuador) con un cargamento de cacao y cera.
Posteriormente, El 29 de enero de 1816 decidieron partir hacia el norte, en busca de la boca del río Guayas (Ecuador). Dando la apariencia de que regresaban a las costas de Chile, alcanzando el 6 de febrero la boca del rió en Guayaquil. Los prisioneros de rango inferior fueron desembarcados en la isla del Muerto, después, los barcos se situaron el 7 de febrero en la isla Puná, desde donde Brown pensaba intimar la rendición de la ciudad, sin embargo, el Almirante fue capturado y retenido durante unos días por las tropas, las cuales negociaron su liberación a cambio de los prisiones españoles retenidos por la escuadrilla corsaria (Brown, 1904)
Después de los ataques al Callao y Guayaquil a principios del mes de enero de 1816, el Almirante Brown y el Capitán Hipólito Bouchard, arribaron a las islas Galápagos donde dividieron el botín y pusieron fin a su expedición corsaria. Bouchard quedó con los navíos La Consecuencia y La Santísima Trinidad, para volver a Buenos Aires, mientras que Brown decidido dar marcha con el Hércules y el Halcón a la costa del Chocó en la Nueva Granada (actual república de Colombia) con el propósito de explorar la zona.

El 2 de abril de 1816 en las horas de la noche, arribó al puerto de San Buenaventura, con el propósito de abastecerse de provisiones, y también reparar la corbeta el Halcón que había sufrido graves daños por los enfrentamientos en Callao y Guayaquil. Ya en tierra, instalo una batería de 6 cañones en las playas de Punta Soldado para la defensa contra las tropas realistas; y comisionó al Teniente Coronel Vicente Vanegas y al cirujano Carlos Handford hacia Cali y Popayán para avisar a los patriotas de su presencia y solicitar provisiones. Las cartas que llevaban iban dirigidas a los gobernadores José Fernández Madrid y José Vázquez Figueroa, con fecha del 23 de abril de 1816. Donde parte de lo que se expresaba fue:
“Uno de mis principales objetos había sido tomar posesión de uno de los puertos de Chile, para sostener la expedición que intentaban hacer los patriotas; pero viendo el retardo que debía sufrir dicha expedición, mudé de dictamen, pareciéndome le haría más servicio cortándole a los realistas los recursos de Lima. Efectivamente, he sabido después que dicha expedición aún no había pasado la cordillera...” Guillermo Brown, 1816.
Sin embargo, para su suerte, una de las cartas cayó en manos de las tropas realistas, quienes, al enterarse de su arribo en el puerto, procedieron a perseguirlos. Esto implico que Brown apresurara su partida y no pudiera reunirse con las tropas patriotas neogranadinas tal como expresaba en una de sus cartas.
Mientras la correspondencia iba y venía, el doctor Handford había contraído una fiebre tropical; y la corbeta Halcón que pretendía vender se volcó en tierra, por lo cual quedo inutilizable y debió ser abandonada. Tras 40 días en el Chocó, Brown realizó un consejo a bordo y decidió partir de regreso, no sin antes dejar armas para los patriotas. Algunos de sus hombres quedaron con su paga y se unieron a las tropas libertadoras, como lo fueron: El Teniente Coronel Vicente Vanegas, el armero John Russell, el doctor Carlos Handford, y el Segundo a bordo Walter Dawes (Puglisi, 2015).
Tras partir de Buenaventura el 1 de julio de 1816, El Almirante Brown viajó a las islas Galápagos, en donde permaneció 12 días y se aprovisionó de 70 tortugas, como víveres para el viaje. Luego, el 20 de junio de 1816 continuó el viaje hacia el sur sin cruzarse con barcos españoles, doblando el cabo de Hornos. A principios de agosto recaló en las islas Malvinas y tras un temporal arribó a finales de agosto a la costa brasileña a la altura de cabo Frío. Tiempo después, En junio de 1817, finalizando su empresa, el Almirante Brown arriba a Barbados con el propósito de apelar la sentencia de las autoridades de Antigua y reclamar al gobierno inglés la justicia que se le debía, aunque, sus apelaciones no fueron escuchadas, se le tomo como un acto de insubordinación, y como consecuencia, la fragata el Hércules le fue confiscada y entregada a la armada venezolana (Brown, 1902).
Las embarcaciones
Si bien, fueron 4 embarcaciones las que partieron de Buenos Aires en la expedición (La fragata Hércules, el Bergantín Santísima Trinidad; la Goleta Constitución, y la Corbeta Halcón), nos centraremos en contextualizar las 2 que llegaron a la bahía de Buenaventura, las cuales son: La fragata Hércules y La corbeta el Halcón, y en el hundimiento de esta última.
La Fragata hércules

Fue el barco insignia del Almirante Guillermo Brown en su época más gloriosa. Navío de construcción rusa, al mando del capitán William Coffin. Entró en Buenos Aires el día 22 de diciembre de 1813 procedente de Liverpool y fue consignada a Diego Brittain. Ofrecida en venta por el Capitan Goodfellow que luego fue adquirida el 27 de diciembre de 1813 por Larrea y White, a cuenta del estado, por la suma de 25.000 pesos (Carranza, 1962).
Después de esto, Se incorporó a la escuadra el 4 de enero de 1814 e hizo de ella su insignia el comandante en jefe, el teniente coronel de Marina Guillermo Brown el 01 de marzo de 1814. La Fragata Hércules, al mando del capitán Walter Dawes Chitty (cuñado de Brown), contaba con 20 cañones y 200 tripulantes, aunque zarpó solo con 102. Siendo la embarcación más grande de la escuadrilla.
Luego de los eventos en Perú y Ecuador, llego a las costas del la bahía de Buenaventura el 2 de abril de 1816, y partió de esta el 1 de julio de 1816, donde estuvieron 40 días. De allí tomo rumbo a las islas Galápagos donde estuvo 12 días mientras se abastecía de provisiones. Posteriormente, navego al cabo de los Hornos llegando en el mes de junio. Y a finales de agosto llego a costas brasileñas, de allí partió a las islas de Barbados el 25 de septiembre de 1817, donde, le fue confiscada la fragata el Hércules por el Capitán Stirling, y dada posteriormente al mando del almirante venezolano Luis Brion.

La Corbeta el Halcón
El Halcón fue un barco mercante inglés, construido en Francia, al mando del capitán Carlos Gordon y consignada al comerciante Juan McNey. Arribó a Buenos Aires el 19 de abril de 1814, donde fue comprada por el estado por una suma de 12000 pesos. posteriormente, fue incorporada con la insignia número 5 a la escuadra al mando de Almirante Guillermo Brown el 9 de mayo de ese año. Después de sufrir algunos daños durante la expedición pacificadora de 1814. Fue comprada al Estado argentino por el armador Vicente Anastasio Echevarría en septiembre de 1815 por una suma de 8000 pesos, a la cual se le concedió una patente de corso y puesta al mando del capitán Hipólito Bouchard (Carranza, 1962).

El 29 de octubre de 1815, se sumó a la expedición corsaria de Brown al Pacífico, armada con 12 cañones de 8 libras y 6 carronadas de a 10 y tripulada por 100 hombres, en su mayoría franceses. Tras una campaña favorable. Para febrero de 1816, luego del ataque a Guayaquil, donde Brown fue tomado prisionero durante unos días, se decidió partir al puerto de San Buenaventura con el propósito de reparar el navío. Sin embargo, dado a los graves daños en su último enfrentamiento, termino por volcarse sobre tierra mientras se le realizaban reparaciones, dejándola inutilizable y por lo cual fue abandonada en las costas de la bahía de Buenaventura.
El hundimiento del Halcón (1816)
Con respecto, a la razón de su hundimiento no hay una certeza de como ocurrió, ya que existen dos versiones de este suceso. La primera, argumenta que encallo el 2 de mayo de 1816 en las playas de la isla Punta Soldado cerca de la desembocadura del río Anchicayá dentro del golfo de Buenaventura, al maniobrar durante la persecución del bergantín español El Socorro. en consecuencia, fue abandonada pudiendo salvarse solamente su tripulación y parte del cargamento. Esta versión se apoya en lo descrito en el periódico “La Gaceta de Caracas” el día 25 de septiembre de 1816, cuatro meses después del suceso.
La segunda versión, argumenta que la corbeta el Halcón al llegar a la bahía de San Buenaventura se encontraba en un estado deplorable, ya que había sufrido graves daños en los enfrentamientos del Callao y Guayaquil. Por esta razon, tuvo que desembarcar en las playas de la isla Punta solado para realizar reparaciones, sin embargo, para su infortunio, durante las reparaciones termino por volcarse sobre la tierra quedando completamente destrozada el costado de estribor de la embarcación, como consecuencia, tuvo que ser desocupada y abandonada. Esto es lo que describen en el tomo primero de la “Historia de la Revolución de la República de Colombia de 1858” en la página 412; y en las cartas del Almirante Brown del 10 de enero de 1817 y de Walter D. Chitty del 4 de mayo de 1817.
Si bien, se desconocen los factores reales del hundimiento del Halcón, ya que la versión varia dependiendo del lugar y el tiempo en que se cuenta. Lo que al parecer puede ser verídico es hecho de que se haya abandonado la embarcación y el sitio de su hundimiento, en el cual las dos versiones coinciden en que es en las playas la isla de Punta Soldado en la Bahía de Buenaventura.
Un documento también que puede ayudar confirmar el lugar del naufragio, es un mapa de 1816 titulado “Carta Topográfica del Puerto de la Buenaventura y Provincia del Rapozo”, donde, aparece escrito cerca a la isla de Punta Soldado lo siguiente: “Aquí quedaron a pique las embarcaciones del pirata Brown. En junio de 1816”. Lo que sustenta aún más la posibilidad de que la embarcación se halla hundido en la zona.

Sin embargo, después de su hundimiento se desconoce el destino de la embarcación ya que no hay archivos que expliquen los sucesos posteriores al abandono de la corbeta. Y tampoco hoy en día, no hay registros de avistamientos de naufragios o material arqueológico que coincidan con la nave o el sitio del naufragio. Aunque, es muy común escuchar historias por parte de la población local en las que relatan que cuando baja mucho la marea y el rio Anchicayá no esta tan correntoso, se puede ven en las playas de la isla un mástil y lo que aparentemente es el cascaron de una embarcación.
Del mismo modo, hay que tener en cuenta otro aspecto importante para la identificación del naufragio, como lo son las condiciones que tiene el paisaje de la zona. El cambio de las mareas en la costa es constante a lo largo del día: cuando la marea sube, el nivel del mar puede elevarse verticalmente entre 3 y 4,5 metros, inundando planos lodosos y manglares. Además, a esto se suma la gran carga de sedimentos que transporta el rió Anchicayá y los demás ríos que desembocan en la bahía de Buenaventura, que han contribuido al cambio de la franja costera con el paso del tiempo.
La corbeta El Halcón, y ¿Por qué es importante para el Patrimonio Cultural Sumergido?
El Patrimonio Cultural Sumergido, de acuerdo con la definición del artículo 2 de ley 1675 de 2013 de la constitución de Colombia, "son los vestigios producto de la actividad humana que se encuentran sumergidos en aguas internas, fluviales y lacustres, en el mar territorial, en la zona contigua, la zona económica exclusiva y la plataforma continental e insular, y otras áreas delimitadas. Son los restos orgánicos e inorgánicos, asentamientos o cementerios de grupos humanos desaparecidos, restos humanos, especies náufragas de naves o artefactos navales y su dotación, restos o partes de embarcaciones, dotaciones o elementos yacentes dentro de estas o en circunstancias similares, por los navíos y sus contenidos, y cualquiera que sea la causa de la inmersión, hundimiento, naufragio o echazón".
Los estudios acerca del patrimonio cultural sumergido en Colombia se han enfocado en el reconocimiento de los yacimientos subacuáticos, en la evaluación de su estado actual, en generar propuestas para una legislación que ayude a su preservación y conservación, así como actividades de educación para concientizar a la población local de la importancia de estos lugares (Del Cairo & García; 2006). Puesto a que una de las mayores amenazas sobre estos sitios son los saqueos constantes por parte de buzos, pescadores y diferentes empresas.

La corbeta el Halcón es un claro ejemplo de este tipo de patrimonio, que más allá de ser un naufragio, es un contenedor de valores y riquezas culturales, una clara muestra de la historia de Colombia y aún mas de la historia de un lugar tan inexplorado, olvidado y poco conocido como lo es el litoral Pacifico colombiano.
Este naufragio es el superviviente de una serie de sucesos que ocurrieron en el pasado, que nos relata como durante en el transcurso de las gestas de independencia en América Latina, un grupo de hombres liderados por el Almirante Guillermo Brown se embarcaron en una expedición por el océano Pacifico buscando detener y enfrentar las tropas españolas que querían reconquistar el territorio ya emancipado. Y que por una serie de sucesos (Algunos desafortunados) terminaron en las costas de la bahía de Buenaventura en Colombia.
Es entonces, que el patrimonio cultural sumergido es de gran importancia por la información histórica, cultural y social que contiene. Los vestigios que reposan en las profundidades del mar nos permiten reconstruir hechos históricos, mejorar el conocimiento de las costumbres y la vida en tiempos pasados. Por esta razón, precisa que el estudio de estos espacios sea a través de un enfoque interdisciplinario que integre diversas miradas y experiencias, que permitan que estos sitios se transformen en herramientas de valoración, cohesión y apropiación social (Del Cairo & García; 2006).
Siendo así, la corbeta el Halcón se transforma en el relator silencioso de una historia ya olvidada. Que aún se encuentra resguardado bajo la arena y el agua, esperando a ser rescatado para así poder revelar los secretos de su historia, de nuestra cultura y nuestra nación.
Referencias:
Academia Nacional de Historia: Documentos del Almirante Brown. Bs. As., (1958). Cartas de Brown del 10 de enero de 1817 y de Walter D. Chitty del 4 de mayo de 1817.
Arguindeguy, P. E. (1987). Walter Dawes Chitty Oficial de la Armada Argentina, Gran Colombia y Venezuela. (126) Rev. Del Mar, Año XXXIII.
Artículo 2°. Del Patrimonio Cultural Sumergido. Ley 1675 de 2013
Brown, G. (1904). Acciones navales de la República Argentina, 1813-1828. Buenos Aires: Imprenta del Ministerio de Marina.
Candioti, A. M. (1941). El benemérito coronel Vicente Vanegas. Separata del Boletín de Historia y Antigüedades. (N.º 319-320) Imprenta Nacional, Bogotá.
Carranza, Á. (1962). Campañas Navales de la República Argentina. Talleres de Guillermo Kraft Ltda., Buenos Aires, 2º edición.
(1817). Carta Topográfica del Puerto de la Buenaventura y Provincia del Rapozo.
Del Cairo Hurtado, C., & Chaves, M. C. G. (2006). Historias sumergidas. Hacia la protección del patrimonio cultural subacuático en Latinoamérica. Editorial universidad Externado de Colombia.
Puglisi, A. (2015). El Almirante Brown en Buenaventura (170). Revista del Mar, Instituto Nacional Browniano.
Ramos, J. L. (1816). La Gaceta de Caracas. (N.º 3).
Restrepo, J. M. (1858). Historia de la Revolución de la República de Colombia. (Tomo I). Imprenta de José Jacquin.
Riera Andreu, C. (2017). Proteger y conservar el patrimonio cultural sumergido-el pecio de Bocachica, Cartagena de Indias (Colombia). (Boletín N, 13). OPCA Observatorio del Patrimonio Cultural y Arqueológico,
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